Hoy quiero compartir con todo el liderato de las iglesias la importancia de entender lo que debe ser en nuestras vidas de lideres la “ Disciplina Espiritual” . Sin esta no podemos ser usados con unción y tampoco podemos hacer la perfecta voluntad de Dios
Defino Disciplina de la siguiente manera: “ Disciplina es el entrenamiento que corrige, moldea, perfecciona las facultades mentales o el carácter moral del individuo.”
Defino Disciplina Espiritual de la siguiente manera: “ Disciplina Espiritual incluye toda instrucción, toda prueba y corrección, y todo lo que proviene de Dios para que podamos cultivar en nuestras vidas el carácter de Dios.”
“ Porque la gracias de Dios se ha manifestado a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:11-12).
“ El que tiene en poco su disciplina menosprecia su alma” (Proverbios 15:32).
En Hebreos 12:3-11 leemos que somos hijos de Dios. Él es nuestro Padre. El Padre que nos ama como hijos nos disciplina. Esta es otra manera de decir que Dios no quiere “ CRISTIANOS CONSENTIDOS.” En un mundo turbulento como el que vivimos, Dios necesita líderes disciplinados, guerreros en la fe, genuínos, listos para la batalla. La salvación y la Disciplina son inseperables. Por eso la gracia de Dios que nos da salvación también nos disciplina. Dios no salva y llama a un líder para luego dejarlo solo viviendo un estilo de vida inmadura y pecaminosa. Muchos hoy día dicen ser hijos de Dios, pero caminan solos, se diregen solos, porque no permiten que el Espíritu Santo les enseñe a decir NO a las cosas que no le agradan a Dios.
“ Pero si os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos” (Hebreos 12:8).
“ No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).
“ Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5).
Dios estará en usted hasta que usted falle en hacer este éxamen. ¿Hay evidencia en su vida de que usted ha muerto al pecado para vivir con Jesucristo? Es la disciplina de Dios la que nos enseña a crecer espiritualmente. Es posible ser un sincero seguidor de Jesucristo y a la misma vez ser indiciplinado en diferentes áreas de la vida.
La palabra Disciplina conlleva una serie de significados o interpretaciones:
(1) Para el niño; significa ser forzado a cumplir con algo que él no desea hacer, pero lo hace porque se se rebela, él reconoce que va a ser castigado.
(2) Para el soldado; comformidad a las regulaciones militares. Obediencia inelegible o sin opción.
(3) Para el estudiante; significa el curso de aprendizaje con requerimientos especificos, reglas y exámenes académicos sobre la carrera escogida.
(4) Para el cristiano; significa discipulado. Seguir a Jesucristo negándose así mismo y con la determinación de cargar su cruz hasta el fin.
La disciplina en la que opera el niño, el estudiante, el soldado, y el discípulo es una disciplina impuesta. Es decir que están forzados a cumplir sin opción, porque su desobediencia resultaría en castigo. Podemos decir que hay dos tipos de disciplina; La Impuesta y la Auto-disciplina.
Disciplina Impuesta: Es la que cumplimos porque tenemos que cumplirla. Esta es ejercitada en base a intimidación.
Auto-Disciplina: Es la disciplina que caracteriza al individuo que ha alcanzado madurez en su vida. Todas sus acciones, sus deseos, su tiempo, sus finanzas están bajo control. No porque alguien se lo exige, sino porque la contestura de su carácter se lo dicta así.
El apóstol Pablo demuestra el tipo de auto-disciplina o una disciplina perfecta cuando nos dice: “ Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Corintios 9:27).
Hay un versículo que dice: “ Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican: Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia” (Salmos 127:1). Es precisamente esta verdad la que me lleva a pensar que hay una disciplina a la cual yo le llamo “ Disciplina Dependiente.” Esta la quiero ilustrar con un ejemplo:
Imaginate que estás sentado en un avión a 35, 000 pies de altura. De momento el piloto habla y le dice a los pasajeros. Tenemos una emergencia, una de las alas del avión esta por remperse, ¿Cuál de las dos alas prefieres? ¿La derecha o la izquierda? ¿No es esta una prregunta tonta? Sabemos que no hay avión que pueda volar con una sola ala. Ambas son muy necesarias para el balance del avión. Así como el avión necesita las dos alas, nosotros también necesitamos Disciplina y Dependencia para lograr la santidad que Dios espera de nosotros.
La oración es la expresión más antigua, más universal y más intensa del instinto cristiano. Incluye el habla más sincera de los labios de un niño y las sublimes súplicas de los ancianos
El apótol Pablo exhorta a Timoteo: “ Ejercítate para la piedad...” “ la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y y de la venidera” (1 Timoteo 4:7-8). En otras palabras adiéstrate, disciplínate para que seas piadoso. Pablo usó la palabra ejercítate para referirse al entrenamiento espiritual. La Ilustración del avión nos enseña que nosotros no debemos de llevar nuestras responsabilidades por nuestras propias fuerzas o habilidades. Nosotros debemos depender del Espíritu Santo para que nos habilite. Dependemos de Dios pero Dios nos habilita para que hagamos el trabajo; Él no hace el trabajo por nosotros.
Un buen ejemplo de Disciplina Dependiente lo encontramos en Nehemías 4:8-9: “ y conspiraron todos a una para venir y atacar a Jerusalén y hacerle daño. Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche” . Nehemías dice que oraron y pusieron guarda. Él reconoció que dependía de Dios, pero Él también aceptó su responsabilidad de trabajar haciendo guardia de día y de noche. Definitivamente necesitamos las dos alas del avión Disciplina y Dependencia. No podemos volar con un ala solamente en nuestra vida espiritual y ministerial.
La Disciplina de Orar: Dependemos de Dios cuando practicamos la Disciplina de la oración. La oración es la expresión de nuestra dependencia total en Dios. El escritor del Salmo 119 nos ensena acerca de la Disciplina de la oración en busca de la santidad. Veamos los versículos 33-37 de este Salmo 119.
“ Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y los guardaré hasta el fin. Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad. Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia. Aparta mis ojos, que no vean la vanidad. Avívame en tu camino.”
El salmista quiere que Dios le enseñe a Él, que le de entendimiento, y que lo guíe por la senda de Sus mandamientos. El también quiere que Dios trabaje directamente en su corazón, que su corazón busque Sus estatutos y que aparte sus ojos de las cosas vanas. Ahora note como su Disciplina guarda la Palabra de Dios.
“ En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra tí. Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos. Con mis labios he contado todos tus juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios más que toda riqueza. En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras” (Salmos 119:11-16).
El salmista ha guardado la Palabra de Dios en su corazón. Él lo ha contado a otros, Él se regocija en obecederlos, Él medita en ellos y Él no se olvidará de Su palabra. El salmista no era solamente un hombre de Disciplina, Él era también un hombre de oración. Él practicó lo que yo llamo “ Disciplina y Dependencia.”
“ Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres” (1 Timoteo 2:2).
La oración es la expresión más antigua, más universal y más intensa del instinto cristiano. Incluye el habla más sincera de los labios de un niño y las sublimes súplicas de los ancianos. Todas alcanzan la Majestad de lo Alto. Efectivamente la oración es el aliento vital y el aire nativo del cristiano. No obstante, aunque paresca extraño, la mayoría de los cristianos les parece que es difícil orar. No se deleitan naturalmente en acercarse a Dios. A veces hablan con poca sinceridad acerca de la delicia y poder de la oración. Se le llama a la oración imprescindible, se sabe muy bien que las escrituras lo exigen. Sin embargo, a menudo no se cumple con la oración.
Tomemos aliento de las vidas de líderes santos quienes vencieron esta renuencia natural y volvámonos poderosos en oración. Un eminente cristiano confesó: “ Cuando voy a orar hallo que mi corazón es muy reacio en acudir, y cuando está con Él, muy reacio en quedarse.” Por lo tanto la Auto-Disciplina tiene una misión. “ Cuando uno se siente menos dispuesto a orar, no debe ceder, sino que debe porfiar y esforzarse en orar, aun cuando piense que no puede.” Tenemos que dedicar un tiempo para la oración. Siempre encontramos tiempo para las cosas importantes. La excusa más común para el poco tiempo dedicado a la oración es la lista de “ cosas para hacer” que atestan nuestro día; todas nuestras obligaciones.
Un gran ejemplo en la Disciplina de la oración lo encontramos en nuestro Señor Jesucristo. Si la oración fuera absurda o innecesaria, Jesús no habria perdido el tiempo en ella. La oración era la característica dominante de Su vida y una recurrente de Su enseñanza. El Señor Jesús pasaba noches en oración; “ En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando” (Lucas 6:12). A menudo se levantaba antes del alba para orar; “ Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35).
Las grandes crisis de Su vida y ministerio comenzaron con períodos de oración especial como en Lucas 5:16: “ más Él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” Mediante palabra y ejemplo instruyó a sus discípulos en la importancia de estar solo en la oración. Después de alimentar a los cinco mil; “ Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar” (Marcos 6:46). Antes de la transfiguración; “ Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar” (Lucas 9:28).
La verdadera oración es un ejercicio espiritual vigoroso que demanda la máxima disciplina y concentración mentales. Nos alienta notar que el apóstol Pablo, quien probablemente sea el mayor campeón humano de la oración confesó: “ Pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos...” , “ pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cual es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos” (Romanos 8:26-27).
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Fuente: http://www.luismquiros.com/2009/07/creciendo-en-disciplina.html